- First Breath After Coma
- The Only Moment We Were Alone
- Six Days at the Bottom of the Ocean
- Memorial
- Your Hand in Mine
Una vez, alguien dijo que la arquitectura es música congelada.
Creo que así sonaría el Zimniy Dvorets si se moviera.
Debo confesar que me encanta compartir este album cada vez que tengo la oportunidad, porque a parte de que es uno de mis favoritos en general, tiene un gran significado sentimental para mí. Aunque eso es en parte porque el album en sí se presta mucho para eso, lo escuche quien lo escuche.
Tras la muy bizarra portada, encontramos 45 minutos particularmente sólidos, en el sentido más radical de la palabra; una característica muy especial del post-rock es que es un género que, al estar presente en un album de estudio, las canciones que lo conforman comparten hasta la más pequeña partícula de su esencia, no sólo de su estilo, como generalmente se aprecia en casi cualquier forma de rock. Y es por esto que este disco, ejemplo bárbaro en su escuela, te da la mano para que le tomes el pie; es hermoso, exhaustivo, esculpido hasta el más mínimo detalle, pero a la vez simplista, muy constante, y así, graciosamente digerible.
En esta corta travesía, el dominio lo tiene la exquisita limpieza de las guitarras de los tres integrantes guitarristas del grupo. No estoy seguro de cómo está distribuído el control creativo en este caso, pero debo decir que la armonía melódica entre ellos no tiene igual. En estos casos, también aprecio y respeto muchísimo que, a pesar de no hacer uso de complejas técnicas, el baterista encuentre la forma de hacer que cada uno de sus patrones, sus muy recurrentes redobles y matices se adecuen perfectamente al apartado melódico y sin caer en la monotonía, logrando que las notas que no toca sean tan importantes como las que toca.
El tercer disco de estudio de Explosions in the Sky es despiadado en materia de sentimientos. Para mí al menos, es prácticamente imposible escuchar cualquiera de sus cinco canciones y no sentirme absolutamente sumido en mis propias emociones y recuerdos más felices (o trágicos), lo que a veces hace a este album, aunque simple: difícil de escuchar. Un suave tormento. Es mandatorio darle crédito por ser capaz de transmitir aquellos sentimientos y exaltar los más extremos puntos de nuestro espectro emocional; sin articular una sola palabra.
The Earth Is Not a Cold Dead Place también posee la capacidad de permanecer idle, en cuyo casi parecería que se trata de una sola canción de tres cuartos de hora. Una larga canción de cuna. Pero no es para que me malentiendan. Cada una de las canciones es muy diferente de la otra... lamentablemente, de una forma que simplemente no puedo explicar. Mis profusas disculpas.
The Earth Is Not a Cold Dead Place es una mentira blanca que te herirá o te sanará dependiendo de donde y cuando lo escuches, o a qué (o quien) lo relaciones. Un trabajo hecho para que lo disfrutes con el corazón más que con los oídos.
Buen viaje. Y buenos feels.
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01. Spinning
